DEFINICIÓN: “Compromiso es la capacidad que tiene el ser humano para tomar conciencia de la importancia que tiene cumplir con el desarrollo de su trabajo dentro del tiempo estipulado para ello”. Al comprometernos ponemos al máximo nuestras capacidades para sacar adelante la tarea encomendada.
El compromiso va más allá de nuestras emociones y de la mente y llega directamente a la voluntad.
En la antigüedad los chinos decían que la voluntad de una persona es como un carro tirado por 2 caballos: la mente y las emociones. Debes tener ambos caballos en marcha y en la misma dirección para que se mueva el carro. El compromiso se produce cuando nuestra mente y emociones avanzan al margen de cuál sea el costo.
Un líder no puede esperar que los seguidores hagan compromisos más fuertes de los que ellos mismos hacen.
Para entender y desarrollar el compromiso, debemos entender algunas verdades y/o realidades:
¡¡El compromiso comienza en el corazón!!
El compromiso precede al logro y al éxito. Miremos en nuestro interior ¿Dónde está comprometido nuestro corazón?
En La Biblia, Jesús tiene una conversación con sus discípulos y les dice: “Donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón”
La idea es esta: si nuestro tesoro se centra en materialismos huecos y búsqueda de espacios de poder, perderemos de vista el tesoro de las relaciones interpersonales, seremos egoístas y avaros, es más, hasta podemos perder nuestra propia familia, empresa, profesión, oficio, etc. ¿Hacia donde inclinamos el corazón?
El compromiso se muestra mediante la acción.
La única medida del real compromiso es la acción. Dicen dos refranes: “Hablar es barato, la acción es cara” y “Las palabras vuelan, el ejemplo arrastra”
Si decimos que somos buenos en lo que hacemos, debemos vivirlo. Corren tiempos donde la doble vara de la vida es una premisa para muchos, que nuestra vara se mida una sola vez con una vida testimonial de nuestro hablar.
El compromiso se puede medir.
Los líderes deben evaluar sus calendarios y agendas para ver si pueden realizar sus compromisos. A mi mente viene un ejemplo: es como aquel/la jefe, gobernante, gerente, ejecutivo/a, empresario/a, profesional, etc. que en algún momento se molesta por el requerimiento hacia su persona en el área en que se desarrolla. Si no medimos el edificio a construir y lo queremos sostener sin análisis previo, el mismo caerá. Nuestra vida debe alinearse a nuestras agendas y no molestarnos cuando se requiera de nuestro liderazgo.
El compromiso capacita al líder para tomar decisiones.
Los líderes deben decidir porque cosas merece la pena morir y en base a ellas tomar sus decisiones en la vida. Si nuestra vida quiere o pretende ser significativa y pasar la posta a la siguiente generación, debemos distinguir dos modos de vida hasta nuestra muerte: A) Herencia o B) Legado.
La herencia es física y se acaba en algún momento.
El legado, por el contrario, perdura en las generaciones presentes y futuras.
La herencia transmite cosas palpables, físicas o económicas.
El legado transmite principios y valores que no tienen fin.
¿Qué queremos dejar a los que nos siguen?
El compromiso se desarrolla con la responsabilidad pública.
Hagamos públicos nuestros compromisos. No seamos anónimos, actuemos con principios y valores los cuales serán evidenciados, y las personas que nos vean en el actuar diario, querrán seguir ejemplos de vida para la transformación de nuestra sociedad.
Dejo una reflexión final:
Se cuenta de un hombre que veía su ropa a través de los vidrios de las ventanas de su casa. Él veía sucia esa ropa hasta que su esposa le dijo un día: “Querido, lo que sucede es que los vidrios están sucios, no la ropa”.
Moraleja: ¿Cómo verán nuestras vidas aquellos que nos observan? ¿Cómo estará nuestro vidrio interior? ¿Cómo se verá nuestra ropa?
Les dejo un gran abrazo y que Dios les bendiga.
Miguel Siufi
Director/Coach/Consultor