En tiempos actuales se levantan varias voces con múltiples temas, nuestra nación trata de escuchar todas esas voces y a la vez no logra determinar una, porque se encuentra ante una multitud de ruidos y sin una claridad definida en los diversos temas inherentes a nuestra nación, tales como: ideología de género, gobernabilidad, corrupción, inseguridad, economía, tecnología, aprovechamiento de materia prima, explotación de riquezas regionales, justicia, distribución de la riqueza, pobreza, etc. y como broche a todo esto un llamativo descenso de un liderazgo efectivo.
Hoy en día escuchamos términos como “elijamos al menos malo”, lo cual significaría que lo malo seguiría pero en menor medida, o bien escuchamos frases como “robo en su gobierno pero a la vez hizo algo”, esto no significa que el robo haya desaparecido.
Los verdaderos líderes son escuchados, y en cualquiera de todas las áreas que podamos nombrar, para actuar en cualquiera de ellas necesitamos entender a la gente, y esto no se logra desde las oficinas de un edificio, sino por el contrario, conectándonos con las personas y ellas a la vez con nosotros, esto nos da el derecho como líderes de hablar y de ser escuchados.
En otro orden de cosas los verdaderos líderes aprenden de aquellos que saben más, y a medida que lo hacen van ganando en seguridad y en autoridad para hablar con otros.
¿Estamos siendo relevantes entre las personas? ¿Entendemos las claves del corazón del que habla? ¿Nos ganamos el derecho a hablar y ser escuchados?
Si podemos dar con estas teclas de liderazgo ganaremos algo que se llama autoridad… ¿La tienes? Es tu respuesta personal.
Que Dios en su sabiduría pueda proveer a nuestra nación de verdaderos líderes.